El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad puede confundirse con otras afecciones neurodivergentes debido a las similitudes de sus síntomas. Algunos individuos pueden ser diagnosticados de TDAH al principio, y luego tener un hallazgo totalmente diferente después. Asimismo, el TDAH puede coexistir con otras afecciones que comparten similitudes. Por ejemplo, el TDAH puede darse junto con el Trastorno de Ansiedad Social. Estas dos condiciones comórbidas pueden tener síntomas bastante similares y pueden afectarse mutuamente cuando no se manejan bien.
Antes de hablar de las similitudes entre el TDAH y el Trastorno de Ansiedad Social, hablemos de ellos por separado.
El TDAH puede presentarse en tres categorías:
Estos tipos de TDAH pueden tener síntomas comunes, como ser impulsivo, tener dificultades para concentrarse en tareas y otras actividades, o ser excesivamente activo e inquieto. Por otro lado, la ansiedad puede estar causada por diferentes factores externos, haciéndonos experimentar malestar y angustia o emociones intranquilas que pueden afectar a cómo llevamos nuestra vida diaria.
Algunos estudios sugieren que la dopamina, un neurotransmisor que afecta a nuestra capacidad para manejar bien las emociones, organizar las cosas y planificar, es un factor contribuyente. También hay investigaciones que afirman que el TDAH puedo ser hereditario, ya que a menudo se da en familias.
Los Trastornos de Ansiedad también pueden atribuirse a la herencia, pero se adquieren principalmente por factores externos, como experiencias traumáticas previas, angustia o efectos secundarios de medicamentos. El trastorno de ansiedad social, por ejemplo, puede desarrollarse durante el crecimiento, especialmente cuando la persona está expuesta a ciertas condiciones sociales, como el acoso, escuchar comentarios negativos, el rechazo o la humillación. A veces, cuando una persona experimenta estas situaciones, se ve afectada en el desarrollo de sus habilidades sociales, lo que da lugar al trastorno de ansiedad social.
El Trastorno de Ansiedad Social (TAS) es uno de los tipos de trastornos de ansiedad. Cuando una persona padece TAS, incluso las interacciones sociales cotidianas pueden causarle angustia, ansiedad y vergüenza. También pueden sentirse cohibidos por miedo a ser examinados. Por esta razón, algunas personas también llaman al TAS "fobia social".
Algunas personas pueden descartar la existencia del TAS, pensando que sólo se trata de un sentimiento exagerado de timidez o de ser introvertido. Sin embargo, para muchos, enfrentarse al trastorno de ansiedad social supone un gran reto.
Padecer un trastorno de ansiedad social no significa necesariamente tener miedo a enfrentarse a la gente. Sin embargo, puede afectar a la forma de pensar o actuar de una persona, especialmente cuando interactúa con otras. Suelen preocuparse por las cosas que los demás pueden percibir con sus acciones, por cómo pueden juzgarles otras personas o por cómo manejarían situaciones difíciles cuando están solos fuera de casa.
El Trastorno de Ansiedad Social puede provocar ataques de pánico y traumas graves en determinadas situaciones o entornos. De ahí que gestionar el TAS deba ser una prioridad. Para gestionar la ansiedad social de forma eficaz, primero debe reconocer que puede estar experimentándola. Al ser consciente de la posibilidad, puede ponerse en contacto con un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
La intervención de un profesional sanitario es imprescindible porque es posible que tus problemas no provengan del TAS. Tal vez tengas otra afección o tu TAS venga acompañado de otro problema neurodivergente.
Una de las afecciones más comunes que puede coexistir con el trastorno de ansiedad social es el TDAH. A veces, los profesionales de la salud mental tienen dificultades para diagnosticar a sus pacientes debido a estas afecciones coexistentes.
Según los estudios, el TAS es una de las comorbilidades más comunes del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Los adultos con TDAH pueden presentar síntomas de ansiedad, ya que ambas afecciones neurodivergentes suelen tener similitudes. Además, el TDAH puede enmascarar los síntomas del TAS y viceversa.
Después de que el psicoterapeuta evalúe tanto los síntomas del TDAH como los de la ansiedad y realice más evaluaciones, puede diagnosticarle TDAH, TAS o ambos. Por supuesto, también es posible que padezcas otra enfermedad, como el Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Para ayudarte durante la consulta, anota todas tus experiencias y escríbelas en un papel. Así, cuando te reúnas con tu experto en salud mental, no se te escapará nada y podrá darte un diagnóstico preciso.
Cuando tengas un diagnóstico preciso, tendrás más posibilidades de abordar la ansiedad social de forma eficaz. Recuerda: cuando se descuida una de estas situaciones comórbidas, pueden surgir más problemas, como experimentar ataques de pánico, o puedes sentirte intensamente nervioso al hablar con personas que generalmente no conoces.
Algunas personas con TDAH y/o TAS suelen experimentar dificultades durante una interacción o reunión social. Es posible que se sientan nerviosos antes del evento (ansiedad anticipatoria), que se pongan extremadamente ansiosos durante el evento y que sientan un alivio intenso después del evento.
Tenga en cuenta que las personas con TDAH suelen conocer las señales sociales, pero les puede resultar difícil controlar su respuesta ante ellas. Como resultado, pueden exhibir comportamientos como inquietud o agitación para liberar la tensión que sienten.
Cruzarse de lejos con una cara conocida en la calle también puede desencadenar los síntomas del TDAH y del trastorno de ansiedad social. Antes del encuentro real con esa persona, se te meterán muchas cosas en la cabeza. Es posible que sientas la necesidad de pensar en temas familiares para entablar una buena conversación y preguntarles cómo de satisfactoria es su vida. Cuando te encuentres inesperadamente con esos amigos lejanos o locales, te sentirás angustiado porque sabes que no eres la persona más indicada para mantener una conversación. O bien te desconectarás y no podrás concentrarte en lo que están diciendo, o puede que los juzgues negativamente por su aspecto y lo sueltes con ellos.
Algunas de las personas más jóvenes con TDAH a veces son juzgadas negativamente por la sociedad. Los estereotipos creados por algunas personas que no tienen conocimientos precisos sobre el TDAH y sus síntomas más comunes pueden afectar a la forma en que ven a una persona que lucha con él. Y como resultado, los afectados por los estereotipos pueden actuar de forma diferente a su alrededor o enmascarar sus síntomas porque no quieren sentir un juicio negativo hacia ellos.
Por ejemplo, un niño con TDAH que suelta todo lo que se le pasa por la cabeza y no puede controlar sus pensamientos puede ser visto por otro compañero como hablador o perturbador. Cuando el mismo niño ha oído comentarios negativos sobre ellos, su autoestima puede verse afectada y caer en una espiral de vergüenza, lo que hace que reprima sus pensamientos, se los guarde para sí mismo y se sienta incómodo hablando.
La impulsividad que conlleva el TDAH también puede ser un factor que contribuya a que algunos se sientan ansiosos a la hora de asistir a reuniones. Una persona con TDAH puede ser invitada a una fiesta en casa y participar de buen grado debido a su impulsividad. Y al ser una persona con una personalidad extrovertida e hiperactiva, al principio puede conseguir vencer su ansiedad y entablar una interacción social con todos los demás asistentes. Sin embargo, es posible que tengas que tomar un par de copas para aumentar la confianza en ti mismo y reducir la ansiedad y la tensión que puedas sentir en un momento dado. Y como el TDAH y el Alcohol no se llevan bien, puede que ciertas cosas se salgan de control. Esta experiencia puede hacerte sentir que no puedes manejarla bien, lo que te hará sentir un miedo intenso y rechazar las reuniones sociales porque podrías volver a sentirte abrumado.
La ansiedad no tratada, combinada con el TDAH, puede derivar en problemas más graves. Puedes tener un miedo evidente a enfrentarte a personas que antes conocías o a relacionarte con extraños en tu entorno social.
Experimentar el TDAH y el trastorno de ansiedad social al mismo tiempo puede significar buscar ayuda de otras personas o pedir asistencia, especialmente cuando se enfrentan a tareas complejas. Si tiene problemas para organizarse en casa o para establecer sus horarios, es posible que tenga que recurrir a sus familiares directos para que le echen una mano. Pero si te sientes ansioso, sobre todo cuando vives de forma independiente, la lucha puede continuar o persistir.
En la medida de lo posible, no afronte los retos solo. Hacerlo puede contribuir a la asociación de ansiedad y depresión. Antes de que las cosas se te vayan de las manos, estas son algunas de las cosas que puedes hacer para controlar el TDAH y el trastorno de ansiedad social para tener una vida satisfactoria:
En conclusión, algunas personas con TDAH también pueden tener otros problemas de salud mental, como el trastorno de ansiedad social. También es posible que no tengan TDAH. Más bien, el TAS sólo hace que parezca que tienen TDAH. Los dos, después de todo, tienen similitudes.
Es fundamental comprender mejor el TDAH y la ansiedad social para gestionarlos bien. Cuenta con alguien que te entienda bien y pueda apoyarte con tus luchas. Si sigues luchando y te sientes perdido, lo mejor es que busques ayuda profesional para retomar el camino y abordarlas adecuadamente.
¿Todas las personas con TDAH tienen ansiedad social?
No. La ansiedad social puede coexistir o no con el TDAH. Otros trastornos neurodivergentes también pueden afectar a un cerebro con TDAH o, a veces, se trata sólo de TDAH.
¿Es lo mismo la Ansiedad Social que la Torpeza Social?
No. El Trastorno de Ansiedad Social está bajo el paraguas de los Trastornos de Ansiedad, mientras que la Torpeza Social no lo está. El Trastorno de Ansiedad Social es cuando una persona experimenta un miedo abrumador en situaciones sociales hasta el punto de perturbar su funcionamiento diario. Por otro lado, la torpeza social puede hacer que una persona se sienta ansiosa y no tiene por qué llegar al punto de evitarla o sentir miedo.
¿El trastorno de ansiedad social está asociado a la depresión?
La depresión puede aparecer cuando el TDAH y/o el TAS no se manejan bien. La depresión a menudo se asocia con el TAS porque la persona puede sentir que no es lo suficientemente buena o que no cumple con los estándares de los demás. Esto puede provocar sentimientos de inadecuación e inutilidad.